Los cables para instalaciones fotovoltaicas difieren de los tradicionales. Están conformados por un conductor individual o alambre (no viene unido con otro) formado de cobre con estaño para mejorar la conducción. Poseen doble capa aislante para resistir las inclemencias del clima y el daño producido por los rayos UV. Comúnmente se construyen en calibres de 12 AWG, 10 AWG Y 8 AWG. Por último, un cable tradicional cumple el mismo objetivo que uno fotovoltaico pero las mejoras se pueden apreciar en el rendimiento y la mayor vida útil del conjunto.